Los días 9 y 10 de Abril tuvo lugar en Sangarrén, pueblo de los Monegros de Huesca, la exposición Miradas de Sangarrén, realizada por nuestro grupo.
Nuestra intención era mostrar imágenes desde el punto de vista de cada uno de los miembros del grupo, mostrar cómo un mismo escenario cambia por completo según el punto de vista con el que se mire, recalando en detalles que pasan desapercibidos para el propio lugareño.
Nuestro amigo y colaborador, Miguel Carcasona, escritor nacido en dicha localidad, tuvo la gentileza de poner palabras a nuestras imágenes:
"La mirada del fotógrafo se parece a la de ese gato semioculto
tras la cortina. Se sitúa allí, integra el paisaje como un elemento más al
tiempo que lo observa agazapado en un rincón, desde donde aprehende la
totalidad. Una totalidad que escudriña como el cazador, en tensión permanente,
presto a apretar el botón que inmortalizará el detalle elegido; a ser el cronista
subjetivo - ¿pero existe la objetividad?- de ese momento y ese lugar.
Cuando el fotógrafo no es un individuo, sino un grupo,
las miradas se multiplican y la suma de las subjetividades consigue perfilar con
mayor precisión una realidad siempre poliédrica, con matices cuya acumulación
puede conducir a interpretaciones complementarias o contrapuestas de un mismo
hecho. Incluso, a sugerirnos realidades más allá de lo tangible, escondidas en
el interior del lugar -inapreciables en la cotidianidad- o en el subconsciente
del espectador, en forma de recuerdos olvidados o sensaciones latentes que, de
golpe, afloran. En el caso del grupo Masquemedios los enfoques se complementan
como las distintas partes de un edificio y el resultado son estas “Miradas de
Sangarrén” que comparten con nosotros.
Masquemedios tiene una trayectoria reciente como
grupo, pero sus integrantes aportan visiones ya maduras. La retina particular
de cada uno se despliega en las fotografías que aquí se exponen. El potente
cromatismo de Roberto Lérida evoca, según la imagen, a los pintores fauvistas o
a paisajistas ingleses de comienzos del XIX, sea la placidez de Constable o la
efusión de Turner. Olga Torres sugiere la impresión del paisaje en el alma del flâneur, el paseante que vaga por las
calles dejándose llevar por la intuición tanto en el camino como en el instante
del disparo. Rosa Palacio crea cuadros abstractos en entornos figurativos,
donde la geometría nos recuerda a Rothko o a Mondrian. José posee la
sensibilidad para el detalle teñido de melancolía, para la plasmación de lo
frágil como metáfora de lo bello.
Esta suma de visiones, repito, conforman un universo cuyos objetos,
cotidianos y reconocibles ante nuestros ojos, se transforman en una epifanía en
nuestro entendimiento. Porque la fotografía no es sólo, como define la RAE , esa técnica que permite
obtener imágenes fijas de la realidad mediante la acción de la luz sobre una superficie sensible. Cuántas veces habremos
visto esa casa de tonos azules, sin reparar en que encajaría en la mítica Ruta
66 norteamericana. O cuántas habremos enfilado la carretera hacia el cementerio
sin percatarnos de que semeja el escenario por el que, en cualquier momento,
aparecerá Dennis Hoper a lomos de su Harley, mientras suena Born to be wild. Cientos de veces
habremos mirado por esa ventana que, aquí, no se abre a un corral, sino a un
tiempo pasado por el que desfilan quienes nos precedieron en estas calles y
eras de nuestro pueblo. Un Sangarrén distinto, en definitiva, visto a través de
los objetivos de Masquemedios, a cuyo recorrido os invitamos en esta
exposición".
Os dejamos el vídeo de nuestra primera exposición: